La política educativa debe abordar un cambio revolucionario: debe dejar de separar los espacios educativos por estratos, por referenciaciones de estatus. Por ejemplo: lo técnico lleva implícito una subordinación. Las carreras cortas llamadas tecnicaturas están explícitamente subordinadas a las llamadas licenciaturas. Hay que empezar a considerar a cada recorrido y espacio educativo un fin en sí mismo con suficiencia y profesionalismo.
El tecnólogo como protagonista
Dejar de lado lo técnico como sujeto y significante subordinado es fundamental para el diseño y creación de una sociedad justa.
Emerge pues la necesidad de formar tecnólogos cuyas manos y mentes estén formadas y entrenadas para controlar los trabajos del futuro.
El tecnólogo es un creador no un mero aprendiz de procedimientos creados por otros.
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